Hoy existen diversos estudios nacionales y extranjeros sobre el fenómeno generacional que se instala fuertemente en diferentes contextos de la vida. La formación académica y la capacitación de personas no es ajena a ello. Resulta pertinente entonces preguntarse:

¿Qué estamos haciendo al respecto?

Si observamos la historia, los organismos de educación en el mundo han evolucionado permanentemente atendiendo los cambios sociales. Sin ir más lejos, nuestra realidad nacional universitaria avanzó en las últimas décadas desde un sistema depositario del conocimiento con foco en los “expertos”, hacia uno centrado en el “aprendizaje” y los “estudiantes” (antes llamados Alumnos). Para abrir la reflexión revisa el siguiente video:

 

¿Resulta suficiente aquello que hago actualmente?

En tu rol como líder, directivo, docente, coordinador, supervisor… ¿Cuán consciente eres de estos cambios?, ¿qué estás haciendo al respecto?. Este post tiene el propósito de llevar estas preguntas a la acción, aquello que hacemos. Sumado a lo anterior, ¿Qué jóvenes están actualmente habitando nuestras aulas?, ¿qué colaboradores ingresan a las empresas? ( Z Z Z ).

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Los eventos hoy ocurren exponencialmente, el tiempo es breve y las respuestas parecen escasas. Las organizaciones proponen a las unidades de “gestión del cambio” como equipos competentes para preparar a las personas hacia un futuro inminente. Las ciencias sociales plantean al profesional como un “agente de cambio” (en el rol que se desempeñen) generando así un impacto “vincular” en los sistemas que habitan. Disciplinas como el Coaching aportan con el aprendizaje “transformacional” (cambiar al observador y no al sistema), la PNL ofrece técnicas para abordar problemáticas modelando nuevas maneras de pensar. La neurociencia, biología social, inteligencia artificial…  y otras más, disponen formas modernas de resolver la problemática de preparar “el cambio” frente a la complejidad del ser humano y su relación con el futuro. En educación:

¿Hacia dónde orientamos la enseñanza?

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Las distancias que pueden aparecer entre estudiantes, docentes, directivos e instituciones (mientras dure este vínculo) se originan por diferentes razones, y pueden alterar negativamente el proceso de aprender, si no son abordadas conscientemente y en colaboración. Las brechas resultan ser inherentes al proceso de enseñar y aprender, y dan cuenta de las diferencias naturales existentes entre los seres humanos y sus interacciones.

Todos los actores involucrados son responsables de que estas distancias se mantengan. Sin embargo, aquello de lo cual podemos extraer una «problemática» también resulta ser una «oportunidad» de mejora. ¿Estas brechas son inamovibles? Si son personas las que conforman los sistemas ¿es posible disminuir las distancias que separan a las personas?.

Te invito a participar en este post escribiendo tus reflexiones sobre la pregunta: ¿Qué estoy haciendo para disminuir las actuales brechas?

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